El territorio la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia, está ubicada en el sureste de la provincia de Salamanca, limitando con las provincias de Ávila (al Este) y Cáceres (al sur).
En la RBSBF se encuentran un amplio mosaico de paisajes, resultado de la conjunción entre la esencia natural de cada uno de ellos con las diferentes vocaciones y aprovechamientos de los pobladores de estas tierras a lo largo de la historia. Entre estos paisajes estudiados se localizan: Las sierras con su gran cromatismo, que va desde los blancos neveros de Béjar y Candelario, hasta las tonalidades marrones de la Sierra de Francia y Quilamas, con terrenos en los que su particular orografía obliga al minifundio y a los cultivos en bancales, pasando por los amarillos de Entresierras con su trilla veraniega o las dehesas de fresnos y encinas sustento de la ganadería de calidad y los berrocales con sus peculiares paisajes.
Repartidos por el territorio se encuentran reconocidos 34 Bienes de interés cultural. Entre ellos destacan las ruinas paleolíticas del “Cerro del Berrueco” en el municipio de El Tejado, las manifestaciones de arte rupestres encontradas en el encajado valle de Batuecas en la Sierra de Francia, y la Paya o el abrigo de Castil de Cabras en la Sierra de Quilamas; el complejo romano de extracción de oro de “Las Cavenes” en el Cabaco o la Calzada Romana de la Vía de la Plata. En los de carácter monumental destacan el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia, castillos, iglesias, ermitas, palacios, plazas de toros, rollos de justicia, etc…
Todo ello tiene su reconocimiento con la declaración de 8 municipios como Conjuntos Histórico-Artísticos: Béjar, Candelario, La Alberca, Mogarraz, Montemayor del Río, Sequeros, Miranda del Castañar y San Martín del Castañar.
La arquitectura tradicional es reflejo de la manera de vivir de las gentes. En la sierra de Francia se caracteriza por su peculiar factura de entramado de madera de roble o castaño relleno de adobes o sillarejos. En la sierra de Bejar- Candelario con la sillería de piedra y la particularidad de la “batipuerta”candelariense y en la zona del llano una arquitectura más sencilla con adobe, granito y un acabado exterior en cal.
Todo ello son manifestaciones de un carácter particular, al que se asocia una rica cultura. Destacando los instrumentos musicales, como son la gaita y el tamboril; el traje típico con su bordado serrano y la suntuosa joyería de oro, plata y coral; la artesanía donde sobresale la cestería, la alfarería, la orfebrería y la alimentación, con la tradicional matanza y otras muchos platos típicos, que como el hornazo o los calboches, están ligadas a un amplio calendario festivo.
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